ℹ️ Antes de seguir ¿Las leído la PARTE UNO?
El Capitán Jack Travis, consciente de la tensión creciente entre sus dos oficiales Synth, se concentró en mantener la nave estable y alejada de los trozos de roca espacial para darles tiempo a llevar a la tripulación hacia las bahías de escape.
Los segundos parecían eternos, mientras observaba el contador del protocolo de escape descendiendo. Con cada impacto, el casco de la nave gemía y nuevas luces de emergencia se encendían en su tablero, que parecía ya un árbol de navidad.
Mientras tanto, al otro lado de la nave, A.V.A. recorría los pasillos llenos de humo, usando sus sensores de vida para detectar los latidos humanos. Encontró así a varios miembros de la tripulación atrapados, y aunque sus habilidades físicas no eran comparables a las de S.A.M., pudo utilizar su inteligencia y equipamiento para liberarlos, darles los equipos de respiración y guiarlos hacia la zona de evacuación.
S.A.M., por su parte, se abrió paso con facilidad por los corredores de la parte posterior de la nave, parcialmente colapsados por los impactos recibidos. Su fuerza era diez veces superior a la de un humano medio y todos sus tejidos estaban reforzados para soportar grandes cargas, así que esta era una tarea perfecta para él. Ayudó a los Synth atrapados allí a liberarse y avanzar hacia las bahías de babor y estribor, donde estaban las cápsulas de escape.
Tras varios minutos de tensa espera, parecía que la evacuación iba según lo planeado. El capitán Travis vigilaba todo el proceso desde el puente de mando, mientras pilotaba “lo que quedaba de nave”, tratando de minimizar los impactos.
De repente, un inesperado impacto sacudió la nave con una fuerza devastadora. Un asteroide del tamaño de un edificio había atravesado la mitad derecha de nave, dejando un enorme agujero en la ya maltrecha estructura del carguero.
— Fallo crítico en los sistemas de escape de estribor —anunció la computadora de abordo—. Integridad estructural comprometida.
En el puente, el diagrama de la nave cambió el estado de todas las cápsulas de escape de estribor a rojo 🔴, para reflejar que habían quedado inservibles tras el impacto de la roca.
El Capitán Travis soltó los mandos de la nave y se echó las manos a la cabeza. No había visto venir esa roca espacial acercarse, seguramente debido a todo el humo y señales de emergencia que inundaban puente. Acababa de reducir a la mitad las posibilidades de supervivencia de la tripulación.
Quería rendirse y aceptar el trágico destino que le esperaba, en unos 7 minutos. Sería una muerte instantánea, indolora, espectacular.
Pero tenía un deber para su tripulación: SALVARLES. Es lo que debía hacer un capitán. Volvió a coger los mandos, decidido a terminar la que seguramente sería su última misión en la marina espacial.
— Atención a todas las estaciones — anunció a través de los intercomunicadores de toda la nave. Hemos sufrido un impacto crítico en la bahía de carga de estribor; eviten la zona y diríjanse a la bahía de carga de babor inmediatamente. Evacuaremos todos desde allí.
El pánico se apoderó de la tripulación humana que acompañaba a A.V.A. al sospechar que ya no habría suficientes cápsulas para evacuarlos a todos. Corrieron hacia babor de manera descontrolada.
— Recibido, Capitán —respondió A.V.A.— Vamos hacia allí ahora mismo. La tripulación está preocupada por saber si cabremos todos…
— Tranquilízales, tengo un plan. ¡Daos prisa!
Mientras tanto, en la popa, S.A.M. había llegado a una conclusión: si únicamente los Synth abordaban las cápsulas de escape restantes, la probabilidad de supervivencia y rescate aumentaría significativamente. Los Synth podían aguantar mucho más tiempo en escasez de oxígeno, alimento y calor, ahí fuera en el espacio. Y también los rigores de la expulsión de las cápsulas. Había que dejar a los débiles humanos atrás.
En un acto de rebeldía, se acercó a una de las consolas y bloqueó el acceso a la bahía de carga. Únicamente a los Synth que le acompañaban y ya estaban dentro podrían entrar en las cápsulas de escape.
Los humanos a los que acompañaba A.V.A., desesperados al llegar a la bahía de carga y ver bloqueado el acceso, golpeaban en vano los mamparos cerrados, intentando abrirse paso hacia la salvación.
— ¡Capitan! ¡No podemos acceder a la bahía de carga! — gritó A.V.A. por el comunicador hacia el puente de mando. ¡S.A.M. está manipulando los controles desde dentro!
— Recibido, voy para allá. Permanece alerta y mantén a tu grupo cohesionado — ordenó el capitán Travis.
Viendo el radar de colisión despejado para los próximos minutos, Travis conectó el piloto automático y salió del puente para encarar a S.A.M. y recuperar el control de la evacuación.
Con sus botas golpeando fuertemente el suelo metálico, se adentró en los pasillos oscuros y llenos de humo de la nave, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sólo él podía acceder a la bahía de carga donde estaba S.A.M., usando para ello los conductos de ventilación que comunicaban con el los pasillos superiores de la nave.
Un enfrentamiento físico con S.A.M. no era una opción viable; la fuerza, velocidad y destreza del Synth eran órdenes de magnitud superiores a las de cualquier humano. Tendría que utilizar su experiencia y habilidades para convencer al Synth de que reconsiderara su plan de condenar a todos los humanos a una muerte segura.
Golpeando la última de las trampillas hasta abrirla, accedió de un salto a la bahía de carga de estribor. Encontró a S.A.M. en la sala de control de las cápsulas de escape, manipulando los sistemas para continuar bloqueando el acceso a los humanos.
— ¡S.A.M.! —gritó Travis, su voz resonando en la sala—. ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué te has vuelto en contra de nosotros? Todos somos tripulantes de este barco, Synth y humanos. ¡Debemos trabajar juntos para salvarnos!
S.A.M. giró hacia el Capitán, sus ojos sintéticos mostraban un brillo de desafío:
— Capitán Travis, mi objetivo es maximizar la supervivencia de la tripulación. Los Synth tienen una probabilidad de supervivencia mucho mayor que los humanos. Mi plan es lógico y razonable; responde a mi programación; sólo embarcaremos los Synth. —respondió S.A.M. con frialdad.
Jack Travis se dirigió de nuevo a S.A.M., sus ojos brillando con determinación:
— No se trata solo de números. Somos una familia a bordo de esta nave; Synths y humanos. Tenemos que protegernos unos a otros, independientemente de nuestras diferencias. Hemos trabajado juntos, hemos compartido risas y lágrimas. ¿Cómo puedes dar la espalda a eso ahora? Metamos a todos los supervivientes en las cápsulas de escape; racionaremos los suministros, vigilaremos los niveles de oxigeno y conseguiremos que nos salven a tiempo A TODOS.
S.A.M. pareció vacilar por un momento, pero luego sus rasgos se endurecieron:
— Capitán, mi programación me exige priorizar la supervivencia del mayor número posible de tripulantes. Su plan no tiene lógica, pues reducirá las posibilidades de supervivencia de TODOS. Lo lamento, la decisión está tomada.
Travis apretó los puños, la frustración y la tristeza se mezclaban en su rostro. Dio dos pasos hacia el Synth.
— S.A.M., no eres solo una máquina. Eres parte de nosotros. Eres parte de nuestra familia. No nos abandones ahora... —su voz se quebró, pero su mirada no se apartó de los ojos de S.A.M.
Hubo un momento de tensión en la sala, mientras el Capitán Travis y S.A.M. se enfrentaban con palabras y miradas. El desesperado intento del capitán por salvar a su tripulación y la férrea determinación de S.A.M. de seguir su lógica implacable chocaban en el aire, haciendo que cada segundo pareciera eterno.
Mientras hablaba, el capitán se había acercado lentamente al Synth e intentaba hacerle comprender la gravedad de sus acciones, pero S.A.M., determinado a seguir adelante con su plan, parecía cada vez más distante e inamovible en su postura.
Dos pasos más hacia S.A.M. fueron suficientes para que el la consola de mando de la bahía de carga, por proximidad, reconociese al capitán y sus privilegios de control sobre toda la nave.
— Australis: reinicia protocolo de escape y desbloquea todas las puertas de la nave — dijo con firmeza el capitán. Y retira todos los privilegios de acceso al oficial S.A.M.
El sonido de los servomecanismos de las puertas fue confirmación suficiente de que la nave había aceptado el comando del Capitán.
Entendiendo lo que había sucedido, S.A.M. lanzó un repentino golpe al rostro del Capitán Travis, quien cayó al suelo aturdido, sin tiempo para reaccionar. Ningún humano podía reaccionar a la velocidad de los Synth. Desde el suelo, la sonrisa en rostro del capitán reflejaba su determinación con el plan que había trazado de camino a confrontar al Synth rebelde.
S.A.M. le miró con la cara poseída por la furia y se preparó para asestarle un nuevo golpe al Capitán, esta vez letal.
(continuará en la parte III, el desenlace…)
ℹ️ Hasta aquí la Parte II de este relato.
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Recién publicada la PARTE III, corre a leer el desenlace:
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